• 1 diciembre, 2015

Internet y el poder de la instantaneidad

Tiempo de lectura: 2 minutos

Internet es un poder masivo y una nueva tecnología que se diseminó muy rápidamente por todo el mundo, dentro de la red la gente puede comunicarse, encontrar respuestas, obtener información, socializar, entretener y mucho más.

De esta manera, el Internet se ha convertido en una herramienta en la que las demoras son condenadas y rechazadas por todos, debido a que esperamos que todas nuestras transacciones se realicen instantáneamente: fast-food, envíos rápidos, soporte al cliente rápido, entre otros.

Nos hemos acostumbrado a no esperar, y especialmente, a ser bombardeados por cientos de estímulos informativos y publicitarios cada día.

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Pensemos en Twitter y los tweets, esas pequeñas fracciones de contenido que aparecen una detrás de la otra y que tenemos que leer y responder o retuitear para estar informados todo el tiempo, o pensemos en posts de Facebook que tienen un tiempo de duración muy corto. Lo cierto, es que no queremos hacer «scrolling» todo el tiempo, sino estar siempre actualizados con nueva información.

Tenemos que compartir en qué lugar estamos en ese mismo momento y publicar una foto del café que estamos esperando o del chocolate que vamos a degustar. Y no importa si la comida se enfría o si la cerveza se calienta, primero debe ser fotografiada y luego compartida por redes sociales para que todo el mundo, nuestro mundo, sepa dónde, cómo, con quién y cuán bien la estamos pasando. Es el mundo inmediato. Algo totalmente impensado 10 ó 15 años atrás y que hoy forma parte de nuestra rutina y no podemos concebir nuestra realidad sin ella. La instantaneidad está naturalizada y ya somos capaces de manejar y filtrar tanta información en tiempo real que no somos conscientes de esas habilidades.

Algo similar pasa con los mensajeros como Whatsapp o Messenger, que permiten saber cuándo la otra persona recibió y/o leyó el mensaje que enviamos. Y si no recibimos una respuesta inmediata la ansiedad se nos desparrama por todo el cuerpo y miramos cada minuto la pantalla del teléfono esperando una respuesta o, quizás, enviamos un mensaje para preguntar por qué no obtenemos una respuesta. Si la ansiedad forma parte de nuestro ser, las redes sociales y la conectividad constante la potencian. Y este aspecto es necesario que sea considerado cuando vamos a vender algún producto o servicio en Internet.

En este sentido, cuando intentamos vender algún producto o servicio, sea en Internet o en canales “tradicionales” es muy importante resaltar esta característica de la instantaneidad, porque es allí donde está la diferencia: todos queremos respuestas y resultados rápidos; páginas webs que carguen rápido y conexiones rápidas. Por eso, si puedes mencionar que aquello que ofreces se entrega “automáticamente” o “al minuto de acreditado el pago”. Existen numerosas empresas que han aprendido esta lección y ofrecen sus productos y servicios bajo esta nueva cultura de la instantaneidad, por ejemplo: productos para la caída del cabello que prometen resultados en pocas sesiones, terapias psicológicas cortas, pedidos a domicilio para que no te muevas de tu casa y la comida o el producto se entrega en poco tiempo en la puerta de tu casa, smartphones cada vez más potentes y de carga rápida, etc.

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