• 28 enero, 2022

Qué es el design thinking y por qué lo necesitas

Tiempo de lectura: 6 minutos

Seguro has oído hablar del design thinking más de una vez. Es un término que yo misma escuché varias veces sin poder definirlo, hasta que, con el tiempo y algunos cursos, pude conocer esta metodología y sus -muchas- aplicaciones.

Si quieres saber de qué se trata y aprovechar el potencial de esta forma de pensamiento sea cual sea el área en que te desempeñes, sigue leyendo. Aquí te cuento todo sobre qué es el design thinking y por qué lo necesitas.

design thinking

Qué es el design thinking

El design thinking es una metodología para diseñar productos, servicios o interfaces digitales que coloca en el centro de la atención a la persona usuaria. Como el foco está puesto en mejorar la experiencia del usuario (UX), se identifican problemas que este puede atravesar en su interacción con una marca y se proponen soluciones creativas.

Este concepto ganó relevancia en la década de 1990 y desde ese momento no deja de expandirse. Implicó pasar de un paradigma centrado en las necesidades del negocio, a otro centrado en las demandas de los humanos. Es por eso que también se lo conoce como human-centered design. Distintas disciplinas, como el UX design y el UX writing devienen de esta forma de pensamiento.

Muchas empresas implementan el design thinking e incluso tienen departamentos o áreas dedicadas a esta metodología. Es por esto que los productos y servicios en general están, cada vez más, pensados para ser amigables, intuitivos, fáciles de usar y simplificadores de la vida de las personas.

El design thinking, preferentemente, debe ser realizado por un equipo interdisciplinario, donde puedan darse intercambios y se construyan ideas y soluciones en conjunto. Es importante que, además, los miembros del equipo sean personas motivadas, innovadoras y creativas.

Aplicaciones del design thinking

Si bien en esencia el design thinking sirve para la creación de productos, servicios o interfaces, la realidad es que es una lógica aplicable a innumerables situaciones. Consiste en analizar, buscar problemas y proponer soluciones, por lo que es una potente herramienta de innovación y mejora de casi cualquier proceso que impacte a un usuario.

Las distintas posibilidades de implementación de esta metodología son:

  • Emprender y crear empresas
  • Rediseñar modelos de negocio
  • Optimizar procesos de venta
  • Resolver problemas de forma creativa e innovadora
  • Diseñar y desarrollar productos o servicios
  • Planificar y crear contenidos en distintos formatos

Todo parte de conocer al usuario y ofrecerle soluciones creativas a sus problemas. Además, lejos de ser un proceso con un principio y un fin, puede reiniciarse cuando sea necesario para seguir mejorando las soluciones y volverlas más efectivas.

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Fases del design thinking

El design thinking se implementa a través de unas etapas muy definidas. Estas siguen un orden establecido, pero se puede regresar a etapas previas de forma iterativa.

Las fases de un proceso de design thinking son cinco:

1. Empatizar

Como el objetivo es lograr un diseño centrado en las personas, se debe partir de un conocimiento profundo del usuario. Es clave saber cuáles son sus necesidades, demandas y objetivos.

La empatía es un eje transversal a todo el proceso, por eso, quienes lo llevan a cabo deben ser, ante todo, personas empáticas que sepan ponerse en el lugar del otro y comprenderlo.

El design thinking se guía construyendo un arquetipo de usuario o user persona. Es una representación de las características, motivaciones, objetivos y patrones de comportamiento en relación a un producto o servicio. Se construye a partir de datos reales y existentes de los usuarios.

Para recolectar los datos se utilizan técnicas específicas, como entrevistas, observación, encuestas, focus group, etc.

Una vez obtenidos esos datos, se los sistematiza agrupándolos en algunas categorías como:

  • Perfil demográfico (edad, género, estado civil, nacionalidad, estudios, ocupación)
  • Perfil conductual (gustos, intereses, creencias, objetivos, hábitos, personalidad)
  • Perfil geográfico (dónde vive, estudia, trabaja)
  • Perfil tecnológico (uso de redes sociales y dispositivos)
  • Expectativas, motivaciones, deseos y frustraciones en relación al producto/servicio

Nota relacionada: Qué es y cómo crear tu buyer persona o cliente ideal

2. Identificar problemas

Una vez que se conocen en detalle las necesidades y/o demandas de los user personas, se pasa a definir el problema. Para ello, se deben analizar los distintos hallazgos.

La técnica más habitual es el «clusterizado», que consiste en volcar toda la información recopilada en pequeños papeles o «post its» y agruparlos entre sí según relación. Por último, encontrar una frase que sintetice cada uno de los grupos como distintas situaciones-problema.

Ante ello, los designers se preguntarán: ¿qué podemos hacer ante X situación?

Es importante tener en cuenta que no podrán abordarse todos los problemas detectados, dado que no todos tienen la misma relevancia ni representan una oportunidad de mercado.

Una identificación y clasificación acertada de dichos problemas es clave para desarrollar debidamente esta metodología y obtener un resultado óptimo.

3. Idear soluciones

Esta etapa pone a prueba la creatividad e innovación del grupo. Aquí, a partir del problema elegido, se presentan ideas a modo de brainstorming. En esta instancia todo vale no importa lo alocado o inverosímil que parezca, el objetivo es recopilar la mayor cantidad de ideas posible. Luego se podrá trabajar sobre ellas hasta volverlas realizables.

Se requiere de un buen espacio, pizarras, lápices, papeles, herramientas, materiales y todo elemento que promueva la ideación.

La clave está en que todo el equipo aporte su visión y que juntos lleguen a encontrar una solución que abra nuevas oportunidades de negocio.

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4. Crear el prototipo

A partir de la idea seleccionada, comienza el prototipado de la solución, un trabajo manual de diseño donde aparecen las primeras formas o bocetos. El objetivo de esta fase es lograr una maqueta o prototipo lo más cercano a la solución deseada.

Este prototipo luego será testeado con el público objetivo, a fin de evaluar si logra los fines previstos o es necesario replantear/ajustar algunos aspectos. El usuario podrá expresar en qué medida la solución diseñada se ajusta a sus necesidades o deseos.

Dependiendo del producto o servicio de que se trate, el prototipo puede ser en formato virtual (la interfaz de una web o aplicación, por ejemplo) o físico (como una maqueta o modelo).

Ten en cuenta que el design thinking integra las llamadas «metodologías ágiles». Estas promueven tomar decisiones y actuar rápido para fallar rápido. De esta forma se acelera el aprendizaje y la posibilidad de hacer mejoras de forma constante.

5. Evaluación y testeo

En esta fase el usuario prueba el prototipo con la supervisión del equipo de designers, quienes observan si el usuario puede cumplir sus objetivos y satisfacer sus necesidades con el modelo presentado.

Es importante entender que el objetivo de esta parte no es vender la idea o convencer al otro de lo genial que es la solución. Se trata de un momento de testeo y aprendizaje en el que hay que estar atento a las fallas y agradecer el feedback del usuario para posteriormente diseñar una versión mejorada.

En general en este momento no se dan casos extremos, como que el prototipo sea un éxito absoluto o un rotundo fracaso. Normalmente, la propuesta es funcional y cumple su objetivo aunque con algunos puntos a mejorar. Es clave prestar atención a esos errores o fallas por pequeños que sean.

Luego, se regresa a las fases previas a seguir mejorando la solución.

Si el feedback o la experiencia es muy negativa, cabe hacerse las preguntas: ¿se ha empatizado lo suficiente con el público objetivo? ¿se han definido correctamente los problemas?

Un proceso de design thinking nunca está terminado. La solución encontrada y validada con el usuario puede seguir enriqueciéndose en una nueva iteración.

Nota: si quieres familiarizarte más con este proceso, te sugiero tomar un curso de UX design. Es una disciplina en auge y seguramente te sumará a tu formación, sin importar la industria en la que te encuentres.

Conclusión

Espero que luego de esta lectura tengas las ideas claras cuando alguien refiera al design thinking y puedas valerte de esta metodología en tus tareas cotidianas.

Recuerda que, más allá de su aplicación formal, podemos usarla para mejorar la comunicación de nuestra marca con los usuarios, planificar contenido para redes sociales o posts de blog, incluso para sumar nuevos servicios o identificar oportunidades de negocio.

La clave es mantener un contacto fluido con los usuarios/clientes, comprender sus necesidades y hacer que nuestra propuesta sea una solución idónea que quieran seguir consumiendo.

¿Quieres un buen ejemplo de design thinking? Piensa en aquellas marcas que nunca se quedan quietas, que van mejorando sus interfaces, agregan nuevas funciones y sientes que te leyeron la mente. Eso es design thinking en acción.

Para tener un sitio web que ofrezca una gran experiencia de usuario primero debes crear uno.

¡Ten hoy una web para tu marca!

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